Estos son los textos elegidos para ser comentados por vosotros durante estas dulces vacaciones. Recordad: no son un regalo, vosotros sois los regalados para el cumpleaños del texto(Preámbulo a las instrucciones para darle cuerda a un reloj).
Pasadlo bien el resto del tiempo y pensad en lo felices que vais a hacer a los textos (y por extensión, a vosotros mismos) durante estas señaladas fechas.
Los árboles de Zilbeti
La empresa es Magnesitas de Navarra, MAGNA, que se ha propuesto talar 30 hectáreas de bosque para implantar en el lugar una mina a cielo abierto, un tipo de explotación que suscita muchos recelos sobre su sostenibilidad medioambiental. Para colmo, el paraje elegido forma parte del espacio protegido del Monte Alduide. Y, como remate, la empresa ni siquiera dispone de los permisos necesarios para una actuación de ese tipo. Pero la rapidez con la que todo se ha hecho, iniciándose los trabajos el primer día laboral después de las fiestas –el pasado martes–, ha impedido la inmediata reacción vecinal.
La tala debe prolongarse hasta el 5 de enero. Es probable que la Justicia, famosa por su lentitud, no llegue a tiempo de detenerla. MAGNA y sus aliados saben que juegan con esa ventaja. Pero tal vez aún se pueda impedir el establecimiento de la mina. SEO/BirdLife y la Coordinadora Monte Alduide lo están intentando. Ustedes pueden colaborar firmando la petición de paralización a través de la página web actuable.es/peticiones/salvemos-Zilbeti. Feliz año a los árboles. Y a ustedes, por supuesto.
Esclavitud
La semana pasada Rajoy dio por terminada la crisis, y casi creí
escuchar cómo retumbaba en el éter la inmensa pedorreta que debieron de
hacerle las más de 600.000 familias que siguen sin percibir ni un euro
al mes. Es verdad que parece haber cierta reactivación económica; por
ejemplo, Madrid llenó todos los hoteles en el puente y Zara, ese
barómetro del consumismo masivo, está vendiendo más. El problema es el
coste social. Según datos de Ayuda en Acción, antes de la crisis el
número de españoles en situación de vulnerabilidad era casi tan alto
como ahora: un 20%. Nuestro supuesto Estado de bienestar siempre fue muy
débil, pero, en un entorno más rico, aquel 20% iba trampeando, en el
borde del abismo y sin colchón. Tras la crisis, se hundieron en la
miseria absoluta; siguen ahí, y la mayoría no saldrá jamás. Y lo peor es
que otra franja sustanciosa de ciudadanos se ha deslizado hacia el
precipicio y ocupa ahora la zona limítrofe. Son tipos que han encontrado
trabajo, pero con sueldos tan miserables, de 400 o 500 euros, que
siguen sin poder comer aunque cuenten en las estadísticas como
empleados. Un símbolo perfecto de esta situación es el auge de las
empresas intermediarias y el uso creciente e indecente que el Estado
está haciendo de ello. Hay instituciones públicas en las que dos de cada
tres empleados son externos; algunas de estas empresas presentan
ofertas tan baratas que aterra pensar qué condiciones laborales tendrá
su personal. Somos unos hipócritas: utilizamos a los intermediarios para
que apliquen un trato inhumano a nuestros trabajadores sin que nos
enteremos. Son los capataces de los galeotes. Y el empleo público se
nutre de eso. Gracias a esta nueva esclavitud, los demás nos podemos
permitir comprar en Zara.
Tengo una pregunra Lola:¿Se comentan los dos textos o solo uno de los dos?
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